09 febrero 2008

VAMOS LOS PIBES...!!! (Historias reales...) Por Daniel Grasso

VAMOS LOS PIBES...!!!

En esta sección vamos a tratar de difundir casos violatorios de los Derechos del Niño.
La idea no es trasladar solamente el texto de la CIDN (léase Convención Internacional de los Derechos del Niño), sino contarles a Uds. algunos casos de violación de esos derechos, que ocurrieron ( algunos siguen ocurriendo), aquí mismo en nuestro querido Moreno, quizás, a la vuelta de su propia casa.
Por supuesto, los nombres de los protagonistas no serán los reales, pero los casos que aquí le contaremos son absolutamente ciertos, como cierta es nuestra intención, de que esta sección sirva para que usted se transforme en un firme defensor de los derechos de los pibes y pibas.

Para empezar, nos vamos a trasladar a uno de los pueblos mas lindos de Moreno, donde nos encontraremos con un –aparentemente respetable- matrimonio extranjero, oriundo de nuestro hermano país, Bolivia.
No quiero ser muy denso con el relato, así que voy a pasar de largo los momentos en que Francisco y Dominga llegaron a la Argentina “cargados de ilusiones”, “escapando a la terrible situación de miseria”, o “con una mano atrás y otra adelante”, como suelen describirnos –muchas veces exagerando un “poquito”para hacer mas “jugosa” la historia- amigos o parientes extranjeros quienes llegaron a nuestro país con la ilusión de progreso que en el suyo no podían desarrollar.

Así que vamos al tema que nos preocupa, que en este caso, resulta una de las maneras mas aberrantes de vulneración de derechos: el sometimiento a la esclavitud.
Y, si se trata de niños o niñas como en este caso, el hecho es muchísimo mas grave y repudiable.

Resulta que este matrimonio, que quizás debió haber trabajado mucho en sus comienzos, por alguna razón comienza a incluir pibes en su plantel de trabajadores. Cuando decimos “pibes”, estamos diciendo niños y adolescentes de 8, 10 años de edad, hasta los 18 años.

Estos pibes eran (quizás todavía son) traídos desde su pueblo natal en el país vecino, con la promesa hecha a sus padres de que aquí iban a “cuidar bebes” o “hacer los mandados” o “algunas veces ayudar a limpiar un poco” durante medio día, y después irían a la escuela y a jugar con los vecinitos etc., etc.....

Por supuesto que –según las promesas- iban a recibir un sueldo por sus labores, el cual en algunos casos llegaría a la suma de $300.- mensuales.
Imagínense ustedes, la alegría de los padres ante tamaño “regalo del cielo”, especialmente para ellos, que se desloman cosechando alfalfa por centavos..!!!
Lastima que la realidad con la que se encontraron los hijos, era (y es...) totalmente diferente.

“Disciplina”: látigo de tres puntas terminadas con un nudo o bolitas de acero, de cuero trenzado y cabo corto, utilizado para “disciplinar” o “castigar” cualquier intento de ir contra la “autoridad” ejercida, en este caso, por el “patrón” o la “patrona”.

Esto, traducido a la realidad de este caso, significa que los pibes que mostraban algún signo de cansancio, o de distracción de las labores encomendadas, recibían insultos y eran golpeados con un látigo de cuero trenzado terminado con bolas de acero, en sus espaldas o nalgas para que se “despierten” y sigan prestando atención a su trabajo. Cosa bastante difícil de conseguir, ya que los hacían trabajar 12, 14 y hasta 18 horas corridas, dándoles a tomar una taza de te con pan, cerca del mediodía, para lo cual tenían 10 o 15 minutos y guarda con demorarse, porque enseguida zumbaba la “disciplina” por alguna espalda....

(Art. 19 de la C.I.D.N.: Los Estados Partes adoptaran todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentra bajo la custodia de sus padres, un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.)

Usted se debe estar preguntando que trabajo hacían los pibes (y que algunos todavía hacen):

Picaban y envasaban verduras.

¿Vió esas cajitas con radicheta picada, zanahoria rallada que venden los mercados para ahorrar tiempo en la cocina?. Exactamente ese trabajo hacían (y algunos todavía hacen...) .
Tenían que descargar los camiones de marca japonesa que Francisco y Dominga utilizaban para ir al mercado central, sacar la verdura, lavarla en lavarropas, secarla en secarropas, picarla o rallarla, pesarla y envasarla en las cajitas plásticas y cubrirlas con el film de polietileno que le otorga “brillo” y “sensación de limpio” al producto.

Y digo “sensación de limpio”, porque se imaginará usted, que esa especie de campo de concentración en donde tenían como presos a casi veinte pibes mas la numerosa familia dueña de casa, no esta muy limpio que digamos, ya que perros y gatos sin entrenamiento, no distinguen entre un cardo y una radicheta, haciendo sus necesidades donde les agarrara el apuro......
Y tan rica la ensalada......!!!

Campo de concentración, leyó mas arriba. Esa es la sensación que me produjo la primera vez que vi el frente de la casa. Diez metros de altura el paredón, rodeando todo el terreno: i-nex-pug-nable... Tanto de afuera hacia adentro, como de ADENTRO hacia fuera: no sea cosa que algún pibe intentara escaparse como otras veces.

El frente: de rejas gruesas y altas y todo reforzado con chapas desde el piso. El portón se abre de madrugada y cerca del mediodía, para la salida al mercado central y el regreso cargado con verdura nueva.

Surgen mas preguntas: ¿si esta “empresa” está ubicada en una casa de uno de los barrios “lindos” de Moreno, nadie se daba cuenta de lo que pasaba?. La respuesta es SI. Es mas: se llegaron a hacer denuncias en la comisaría próxima a la “estación de trenes de.........”.
Y, según consta en la denuncia de un “arrepentido”, llegaba el policía con las manos vacías, abiertas y se iba con las manos cerradas, después de la intervención del abogado de Dominga y Francisco, encumbrado profesional, -reconocido y respetado en Moreno- que como tal, defendía sin prejuicios aun conociendo la actividad de sus clientes.

¿Bromatología de la Municipalidad de Moreno, dice usted?. Yo digo “ni enterados”...
¿Consulado dice usted?. Yo digo “enterados”, pero limitado su accionar.
¿Gendarmería dice usted?. En la frontera con Bolivia, Dominga ha hecho pasar hijos ajenos por propios. Así de simple. Decime MAMA, le ordenaron a algunos de los chicos que no tenían documentos, y presentaban los documentos de algunos de los propios hijos, parecidos en sus facciones.....

¿Qué como conseguían los D.N.I. acá, me pregunta usted?. Pregúntele a los “Barros Schelotto” le digo, seguro de que los “mellizos” saben tanto como yo: nada........
Los pibes eran escondidos en una pieza del fondo, ubicada al lado de las mesas donde picaban la verdura, apenas se presentaba algún desconocido en la “casa-campo de concentración”.

(Art.11 de la C.I.D.N.:Los estados partes adoptaran medidas para luchar contra los traslados ilícitos de niños al extranjero y la retención ilícita de niños en el extranjero)

A uno de ellos se lo pudo ayudar a escapar, se lo acompaño hasta Bolivia y se lo entrego en manos de su familia. Imagínense la carita del chico cuando vio a su mamá, después de un año y pico durante el cual no lo dejaron ni siquiera comunicarse telefónicamente, por temor a que contara lo que le ocurría. En la radiografía que se le hizo en la revisacion medica, se ve claramente la desviación que sufre su columna vertebral: su pequeño cuellito (tiene once años el pibe), forma casi una “s”, similar al cuello de un CISNE. Uno de sus dedos índice, conserva la huella del “ataque” de un secarropas rebelde cuando secaba la verdura casi dormido.

Otras pibas también se fugaron. Estuvieron en la casa de un familiar por unos días. Hoy están en libertad, en su pueblo. Otras terminaron embarazadas por algunos de los hijos de Dominga y Francisco, lo cual sino me equivoco, facilitaría la radicación...
Hoy, toda esta historia se encuentra en manos de la justicia. Tribunales de Morón y Mercedes. Tan lenta parece en estos casos, donde uno se “desespera-esperando” terminar con el sufrimiento de los pibes. Hasta hubo un allanamiento, que llevó a cabo la Policía de Gral. Rodríguez. No encontraron nada.
Yo les puedo decir que a los pibes que quedan, se los llevaron a una quinta. Justo ese día. Como si supieran......

Hay otras “casas-campos de concentración” en Moreno. Hay otros casos también. Padres violentísimos, un pastor violador. Pero esos, se los cuento en las próximas. Chau.

INFORME de la O.I.T.(Organización Internacional del Trabajo)-Ginebra-Suiza-1996

A pesar de la escasez de estadísticas fiables sobre la cantidad de niños que trabajan, los datos de que se dispone indican que su número sigue siendo sumamente elevado. En realidad, ninguna región del mundo está hoy exenta del trabajo infantil
Pese a que, por una parte, la edad mínima para trabajar recomendada internacionalmente es de 15 años (Convenio Nº 138 de la OIT), y que, por otra parte, el número de niños menores de 10 años incorporados a la fuerza de trabajo dista mucho de ser insignificante, prácticamente toda la información estadística relativa al trabajo infantil se refiere al grupo de edad de 10-14 años. Basándose en datos provenientes de diversas fuentes oficiales, la OIT ha calculado que, en 1995, más de 73 millones de niños de este grupo de edad ejercían una actividad económica, cifra que corresponde al 13,2 por ciento de los niños entre 10 y 14 años de edad en todo el mundo.
- El mayor número de niños que trabajan se encuentra en Asia (44,6 millones, es decir, 13 por ciento del grupo de edad analizado); siguen África (23,6 millones, o 26,3 por ciento, la tasa más elevada), y América Latina (5,1 millones, o 9,8 por ciento).
- Según estimaciones, las tasas porcentuales de actividad económica de los niños en el grupo de edad de 10-14 años para algunos países son las siguientes: Bangladesh: 30,1; China: 11,6; India: 14,4; Pakistán: 17,7; Turquía: 24,0; Côte d'Ivoire: 20,5; Egipto: 11,2; Kenya: 41,3; Nigeria: 25,8; Senegal: 31,4; Argentina: 4,5; Brasil: 16,1; México: 6,7; Italia: 0,4; y Portugal: 1,8 por ciento.
"Sin embargo, estas cifras sólo reflejan una parte del problema", dice Assefa Bequele, Director departamental de la OIT y especialista de la Organización en materia de trabajo infantil. "No disponemos de estadísticas seguras que den cuenta de la situación de los trabajadores menores de 10 años, pero se sabe que son muy numerosos. Igual ocurre con los niños de 14 a 15 años, sobre los que hay muy pocos estudios. No cabe duda de que si se pudiera contabilizar a todos los trabajadores de estos dos segmentos de edad, y si se mantuvieran estadísticas adecuadas del trabajo doméstico que las niñas efectúan a tiempo completo, el cálculo del número de niños trabajadores en el mundo arrojaría un total del orden de centenares de millones."

04 febrero 2008

ONG RAZONAR en PAGINA 12: "Barrio Trujui, Moreno, en el corazón de la tormenta"

HACE UN AÑO y MEDIO TENIAMOS RAZON...: NADIE QUISO ESCUCHAR. HOY SEGUIMOS PAGANDO LAS CONSECUENCIAS, CON LA MUERTE DE NUESTROS PIBES...*DG*
El país del Domingo/09-Jul-2006(16)Hoy
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Barrio Trujui, Moreno, en el corazón de la tormenta

Es el barrio donde todo explota: allí comenzaron los saqueos, cerca de allí murió secuestrado por marinos y en un Falcon verde Lucas Ivarrola.
En medio de la pobreza y entre tensiones sociales durísimas, la ONG Razonar hace un trabajo de contención social premiado en varios países del mundo.


Por Martín Piqué

“Los chicos pasan por acá y cuando ven que hay alguien, entran. Saben que acá los protegemos.” La maestra Gladys Villalba habla con naturalidad mientras a su espalda se ve el movimiento frenético de un viernes al mediodía en el barrio Trujui, de Moreno. Detrás del vidrio de la delegación municipal, un edificio no muy cuidado que la municipalidad presta para que funcione la ONG Razonar, se ven pasar personas que caminan apuradas con changuitos y bolsas de compras.

Esta parte del barrio, más conocido como Cruce Castelar, es un centro comercial ubicado sobre la ruta 23, entre Moreno y San Miguel, rodeado de zonas muy pobres como Mariló y Las Flores. Son unos pocos kilómetros, pero con una historia agitada de convulsiones sociales y violencia. En Trujui comenzaron los saqueos de 1989 y de 2001.

Es uno de los lugares más marginados del tercer cordón del conurbano, una especie de laboratorio con miles de personas adentro que anticipa los efectos de los procesos sociales en marcha. “Acá nomás, en Las Flores, los docentes vienen a pedirnos charlas porque los chicos llegan tan drogados a las escuelas que no pueden hacer nada”, dice Daniel Grasso.

“Algunos están con marihuana, otros con cocaína, otros con paco y otros con poxirán”, confirma Natalia, apenas 19 años y una historia muy dura detrás, que sabe bien de qué habla.De formación docente, Gladys es coordinadora de Razonar, una ONG que se especializa en la problemática de la violencia contra la mujer, los niños y los jóvenes.

Daniel, su marido, un autodidacta que con los años fue sumando pergaminos (hizo cursos de “técnico en abordaje en situaciones de abuso” y “mediador comunitario”), es el presidente de la entidad.
En Razonar se dictan talleres de capacitación sobre violencia desde una perspectiva de género. También existe una oficina de protección de los derechos de niños y adolescentes.

La institución ganó un proyecto de las embajadas de Finlandia y Holanda, y el año pasado recibió una mención de honor del Banco Interamericano de Desarrollo.

Las distinciones aportan un financiamiento muy necesario.Glayds y Daniel están sentados en el medio del salón. Los acompañan Natalia, que representa a los jóvenes de la ONG, la trabajadora social Elvira Melli y las universitarias Andrea Gandini y Raquel Noguera.

En las paredes se ven afiches sobre adicciones, abuso sexual, violencia familiar y casos de gatillo fácil. Gladys y Daniel conocen esa realidad. Asesoran a la familia de Miguel Da Silva, un adolescente de quince años que vivía en el barrio Satélite y que murió baleado por la Bonaerense. Hace dos semanas estuvieron en la casa de la familia Ivarrola, cuyo hijo Lucas fue secuestrado y asesinado por los hermanos Romero, marinos y vecinos del barrio.

Daniel dice estar cansado de la realidad que los rodea. Se lo escucha más enojado que pesimista. “Hemos tenido una denuncia de que hay vendedores de droga en las esquinas de las escuelas. A veinte metros, a treinta metros. ¿Qué podemos hacer con eso? Nada. Salvo trabajar con los chicos, con los padres. Empoderarlos se dice ahora. Son todas palabrerías nuevas. Yo veo que hay foros, tal foro de la niñez, del trabajo infantil. Acá hace falta acción en la calle, arremangarse, meter las patas en la mierda y darle para adelante. Porque con foros terminamos forros”, se indigna.

Su mujer escucha en silencio, sin hacer ningún gesto.“Yo me imagino un pibe que se levanta a la mañana y tiene ganas de comer tal cosa. Ese pibe todos los días come polenta y arroz y debe estar harto. Pero no solamente por lo que come, porque ya ni piensa en lo que come. Cuando es un poquito más grande quiere una zapatilla. Y encima desde la televisión te bombardean con publicidades. Yo me atrevo a decir que ya no son más incluidos y excluidos, sino que son expulsados. Estos pibes están expulsados.

Si acá no hay un giro o un cambio de práctica urgente, estos pibes no tienen retorno”, advierte Gladys. Detrás suyo, en la avenidaLibertador (ruta 23) amas de casa y peatones apurados pasan caminando como si todo estuviera bien. Estamos en julio y hay sol, ¿alcanza con eso?
Sistematizaciónde la violencia
Gladys y Daniel estuvieron hace dos semanas en la casa de Lucas Ivarrola. Dicen que esa noche sintieron “vergüenza ajena” por lo que vieron y escucharon. “Vemos que se está sistematizando la violencia policial hacia los jóvenes. En el transcurso de estos años hemos tenido la desgracia de conocer a la familia de Miguelito Da Silva después que lo mataran. Y estamos patrocinando a la familia para que se haga justicia. Y ahora también lo de Lucas. La semana pasada fuimos a su casa. Viven en una casa muy precaria, son diez hermanitos. Ahora quedan nueve. El día que fuimos había políticos, estaban los medios locales.

La verdad es que yo sentí vergüenza ajena. Yo me preguntaba: ¿qué está pasando con el Estado, que no toma medidas? Las medidas que quieren tomar es poner más policía en la calle. ¿Y las necesidades de los pibes?”, se pregunta Gladys.–Con el crimen de Lucas Ivarrola se volvió a hablar de la “guerra entre pobres”.

Muchos vecinos sugerían que estaba bien que lo hubieran matado y que lo que estaba mal era el ensañamiento.Gladys Villalba: –Es una guerra y no es casual, sino que está digitada porque es lo que quieren hacer ver.

Tiene que ver con que a los pibes de más de 12 años les da vergüenza ir a un comedor, y que sacian el hambre con las sustancias que tienen al alcance, como el paco.Zapatillas colgadasEn Trujui hay imágenes que se repiten como en todo el conurbano. En las esquinas hay chicos reunidos alrededor de una cerveza.
Pero también hay cables de luz y, muchas veces, un par de zapatillas con los cordones atados que cuelgan desde la altura. En otras épocas, en los códigos callejeros, eso significaba que allí vivía un “pesado” del barrio. Pero los tiempos cambian.

“Todo el mundo sabe que donde hay un par de zapatillas colgadas se vende paco. Es una de las señas que tienen para identificarlos. Pero todo el mundo hace la vista gorda. Para que eso pase tiene que haber connivencia policial y política”, denuncia Daniel.–

Hasta ahora no mencionamos a un actor importante en el conurbano.
¿Qué opinión tiene de la policía de Moreno?Daniel Grasso: –Está el tema de la tortura, el apriete a los pibes y el permiso implícito para que se comercialice droga en los barrios. Porque todo el mundo sabe dónde están los kioscos, todo el mundo sabe dónde se vende, dónde se compra.

Que haya zapatillas colgadas significa que ahí hay un kiosco en el mal sentido (un kiosco de venta de droga). Es como una guerra sorda, invisible.–En algunos barrios sucede que los que venden droga son familias que lo hacen para vivir y que no responden al estereotipo del mafioso. ¿Es así?

G.V.: –Acá en el fondo del barrio Trujui hay una abuela que vendía drogas. Quedó vendiendo ella porque su hija y su yerno estaban detenidos. Se quedó con los nietos y seguía comercializando. Era una señora de setenta y pico, a la que ni siquiera van a detener. Habría que apuntar más arriba pero tiene que haber una tarea paralela. Empezar a desarticular esto desde lo macro y también los kioscos. Porque yo no voy a justificar la venta de drogas bajo ningún punto de vista, así tenga necesidades extremas.

Punteros
Moreno es uno de los municipios más pobres del conurbano. Sus estadísticas sociales muestran altas índices de pobreza e indigencia. Pero en los últimos años Moreno también se convirtió en el escenario de muchas notas periodísticas: los saqueos de 2001, el secuestro de Patricia Nine, la muerte de Axel Blumberg, ahora el ajusticiamiento de Lucas Ivarrola.

“Acá se nota mucho la falta de voluntad para aplicar políticas públicas”, se queja Gladys.–Ante la ausencia del Estado de la que usted hablaba, ¿no es por lo menos preferible que en el barrio haya un puntero político? Porque por lo menos el recurso llega al territorio, aunque sea en forma clientelar.
G.V.: –Depende de cómo se maneje el puntero político. Porque acá hablamos de punteros políticos que, como dicen los pibes, les proveen sustancias.–
¿Los punteros políticos?–No le voy a decir todos, porque no estamos hablando de generalidades.–
Porque punteros a secas, en la jerga de la calle, son los que venden droga.
G.V.: –Pero están muy asociados.–Ahh, ¿son los mismos?
G.V.: –Algunos, no todos. Están muy asociados al poder político.–¿Ustedes presentaron alguna denuncia concreta?
G.V.: –Hacemos lo que podemos porque no siempre tenemos los elementos y los recursos para una denuncia. Acá vienen madres desesperadas a decirnos “a mi hijo le venden la droga en tal lugar”. Pero no tenemos la capacidad de hacer una investigación. Aparte, la madre después no se anima, por temor.–

¿A quién le temen?G.V.: –En Moreno hay mucho temor. Fíjese lo que pasó a raíz de la muerte de Lucas. Cuando sale la jueza Mirta Guarino a decir que la vida de Lucas valía lo mismo que la de un pibe de Barrio Norte, salió a pegarle todo el mundo. Le pegó Aníbal Fernández (N. de la R: el ministro le recomendó “callarse la boca y hablar por sus fallos”) y todo el mundo se corrió del entorno de la jueza, para no quedar pegado.

(APe)Agencia de noticias Pelota de Trapo

Puñal de Piedra
Una lección anarquista

Puñal de Piedra 31/01/08
Por Alberto Morlachetti

(APe).- El Estado lo constituyen unos cuantos edificios de mármol, vestiduras sagradas y palabras solemnes, ceremonias protocolares y unos cuantos crímenes “en nombre del pueblo”.

El Estado suele estar gobernado por personas indiferentes a los días lobos que vendrán y que suelen quedarse parpadeando ante el “descubrimiento” de 25 bebés desnutridos que mueren por día antes de cumplir su primer año de vida en nuestro país, según el informe anual de UNICEF sobre el Estado Mundial de la Infancia.

Sí, almitas de pibes que no pudieron descubrir un respeto por su vida. Cada familia encuentra siempre un muerto injusto en su memoria, un desalojo, un hambre insostenible, un infinito de penas. Y los que son arrojados de los intercambios sociales -cansados de coser horizontes de cartón- comprueban que las calles son surcos dejados por otras tristezas.

El atributo sin dudas más oneroso de la pobreza es que se ha expandido y endurecido en una época de crecimiento económico perverso y en una “mejora espectacular” de la situación de los miembros más privilegiados de nuestras sociedades quienes a través de sus intelectuales transforman las “condiciones sociológicas en rasgos psicológicos e imputan a las víctimas las propiedades deformadas de sus verdugos”.

El hambre inconcebible nos vuelve a interpelar: el hombre debe escoger entre volver a ser animal o encontrar la chispa de una grandeza.

Por las calles caminan siluetas difusas y “desdibujadas humanidades” que desfallecen de miseria, andan miradas que ante la derrota se aferran -en la oscuridad- a un instante puro de su vida. Se trata de personas que sobreviven soñando aromas de pan antiguo, risas de viejos amigos que se mezclan con los ladridos de los perros y caricias bellísimas en medio de la desesperación.

Quizás un día allí o en cualquier otro punto de la tiniebla que nos atraviesa, el grito de los pobres se hunda como puñal de piedra en el centro de esta tierra que no existe.

Una lección anarquista 30/01/08
Por Oscar Taffetani
(APe).- Llega a nuestras manos un carnet de la Unión de Repartidores de Pan de Bahía Blanca, firmado por su secretario general, H. Aguilera, en 1928.
El carnet le fue extendido al joven LT, que entraba al gremio de los panaderos para ganar un salario que le permitiera ayudar a la economía de su familia. Los Estatutos de aquel sindicato, impresos en las mismas hojas del carnet, decían con claridad cuál era el compromiso de la entidad, así como el de sus afiliados.

“Esta Sociedad tiene por objeto (art. 2) mejorar las condiciones moral y materialmente de sus asociados por los siguientes medios: a) procurar que en todas las panaderías exista uniformidad en los salarios y condiciones de trabajo; b) sostener una biblioteca en su local y organizar conversaciones y conferencias instructivas...” En otro pasaje se marca la completa autonomía (y autofinanciación) del sindicato para cumplir con sus objetivos: “Los conflictos entre patrones y empleados sólo se solucionarán con la intervención de la Sociedad, sin permitir la intromisión de personas extrañas a la misma...” (art. 3). En los pasajes citados está implícito un pensamiento sobre el papel de las organizaciones sociales y políticas en la formación -léase educación- de sus bases y cuadros dirigentes.

El mismo debate

Así como los jacobinos franceses de 1789, fieles al credo iluminista, tenían especial devoción por la Enciclopedia (que guardara en un solo libro la suma del conocimiento humano), así también los reformadores y transformadores sociales del siglo XIX y principios del XX hallaron en la Bibliotecas (bibliotecas populares, autónomas, libres de censura) una gran herramienta para la ilustración y alfabetización política de la juventud obrera.

Y los anarquistas fueron más allá: con proyectos como la Escuela Moderna de Barcelona, creada en 1901 por Francisco Ferrer Guardia, apuntaron a desarrollar una pedagogía libertaria, que cambiara las mentes y las conciencias y que fuera preparando a los futuros hombres y mujeres para cambiar el orden político y social. La vertiente educacionista del anarquismo (así la llamaban) no fue la única.

También estaban los gremialistas, que hallaban en el ámbito de sociabilidad de los mismos sindicatos -al decir de Juan Suriano- “un excelente instructor y educador obrero”. Por último, estaban esos luchadores que, siendo concientes de que cada sociedad diseña la educación que necesita, pensaban que una nueva pedagogía sólo podía ser desarrollada en una situación post-revolucionaria. En otras palabras: que la educación anarquista sólo podría impartirse tras el derrumbe del “Estado burgués”. Hoy estudiamos todas esas vertientes de pensamiento, y aquel debate, con un espíritu casi arqueológico, sin advertir que esas mismas ideas podrían ser reformuladas y lanzadas otra vez al tapete en este comienzo de siglo.

Autonomía y libertad
El sistema capitalista, en una fase de trasnacionalización que no entrevieron, en su magnitud, los padres del socialismo y el comunismo, deja como legado, a la humanidad futura, un nivel de exclusión y expulsión masiva de la historia nunca antes visto. Hubo saltos inéditos en el conocimiento (pensemos en la revolución digital o en la revolución genética, sin ir más lejos). Pero esas revoluciones conviven con arcaicas y violentas relaciones de propiedad sobre los bienes de la naturaleza, los bienes industriales y la cultura.

Ciertamente, como herencia de las luchas libertarias y socialistas de siglo y medio, nos ha quedado un pasado “arqueológico” extraordinariamente rico en ideas y realizaciones por estudiar, junto con innegables avances en la legislación del derecho general y de los nuevos derechos. Pero allí nos encontramos, a menudo, con el aborrecible doble estándar: derechos humanos sí, pero para algunos; ciudadanía para unos pocos; un rasero distinto para medir a los pudientes y a los no-pudientes. ¿Cómo podríamos plantear, en este contexto, aquella pregunta que dividía las aguas en la pedagogía anarquista del siglo XIX?

La revolución social (aquella “RS” que consignaban esperanzados en sus cartas los encarcelados y los clandestinos de aquella época), en el mundo del panóptico global y la hipervigilancia, se vuelve improbable. Es difícil, en los tiempos que corren, que una hipotética “toma de la Bastilla” le gane a la humanidad el derecho a redactar un nuevo calendario o elaborar una nueva pedagogía.

Además -como observaron Marx y otros pensadores- es casi nula la posibilidad de que el hombre o la mujer degradados, embrutecidos o privados del conocimiento, se conviertan en sujetos de cambio. Sin embargo, se nos ocurre que la fórmula es sencilla. Sigue siendo sencilla. Tan sencilla como aquella estampada en el carnet de un modesto miembro de la Unión de Repartidores de Pan, Bahía Blanca, 1928: mejorar las condiciones morales y materiales.

El pan, el libro... y las alpargatas, por qué no.
Y un espíritu libertario para tejer redes, no solo en la Web.

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