En una entrevista radial realizada ayer, el consultor oficialista Jaime Durán Barba dijo que, según estudios de su propia consultora, la mayoría de las personas en la Argentina está a favor de la pena de muerte. Lo dijo en el contexto de una discusión sobre violencia policial y el caso Chocobar.
Más allá de las cifras de opinión pública, que el mismo Durán Barba describió como fluctuantes, y del consenso entre organismos internacionales que consideran que esta drástica medida viola los Derechos Humanos, ¿tiene efectos disuasivos sobre el delito? En el campo de la criminología, la mayoría de los especialistas indica que no.
El último informe de Amnistía Internacional sobre el tema es de 2016. Según el informe, ese año se ejecutaron al menos 1032 personas en todo el mundo -la cifra no incluye las ejecuciones realizadas en China y en Corea del Norte, donde los datos son secreto de Estado-. Fueron 602 personas menos que en 2015, el año de más ejecuciones desde 1989.
Las ejecuciones se realizaron en 23 países. La mayoría son países asiáticos, del medio oriente y africanos: Afganistán, Arabia Saudita, Bangladesh, Bielorrusia, Botsuana, China, Corea del Norte, Egipto, Estados Unidos, Indonesia, Irak, Irán, Japón, Malasia, Nigeria, Pakistán, Palestina, Singapur, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Taiwán, Vietnam.
El caso de Estados Unidos es propenso para el estudio, porque hay estadísticas fidedignas sobre ejecuciones y tasas de homicidio por estado -no todos los estados tienen pena de muerte-, lo que permite comparar la correlación histórica entre ambas variables.