En el Día Mundial de la Salud, es imprescindible advertir que la desigualdad alimentaria persiste en nuestra población y que se necesitan políticas que compensen los problemas contrastados de desnutrición y obesidad detectados en muchas provincias.
Por: Daniel Maceira Fuente: DIRECTOR DEL PROGRAMA DE SALUD DEL CIPPEC, INVESTIGADOR TITULAR DEL CEDES
El Día Mundial de la Salud, celebrado desde 1948 e impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), siempre es una oportunidad para que los diversos sectores de la sociedad se involucren en el debate y avancen en el diseño de una agenda sobre las problemáticas sanitarias que afectan a la población en el mundo entero.Este año, el lema propuesto es Proteger la salud frente al cambio climático, para lo cual la OMS impulsa que el debate se oriente a "establecer vínculos entre el cambio climático y la salud y otras esferas del desarrollo, tales como el medio ambiente, la alimentación, la energía y los transportes".
En este contexto, una agenda de alimentación tiene implicancias directas sobre la sociedad y sobre la capacidad de acción del sistema de salud. Una política de alimentos seguros y suficientes constituye un componente decisivo de las prácticas de salud pública.En línea con esta prioridad, el Programa de Salud de CIPPEC analizó la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud del Ministerio de Salud de la Nación y los esfuerzos nacionales desde la recuperación de la democracia para resolver este problema y reducir la brecha de posibilidades de desarrollo entre grupos de ingreso.
De acuerdo con los datos oficiales, la situación nutricional de nuestra población presenta contundentes inequidades.En efecto, la población con bajo peso muestra una brecha de hasta 3 veces entre la provincia que se encuentra en mejor situación relativa (Chubut con 2,9%) y la ubicada en condiciones más desfavorables (Misiones con 7,7%).Respecto a la desnutrición crónica, la diferencia también se triplica (Río Negro con 2,2% frente a Santa Fe con 6,3%). Sin embargo, si se analiza la desnutrición aguda la brecha es aún más profunda, multiplicándose por 9 (Santa Cruz con 0,4% y Formosa con 3,6%).
La diferencia en términos de población con problemas de obesidad es de hasta casi 9 veces (Chaco con 1,9%y Santa Fe con 8,6%) y muestra una problemática particular y cambiante en la relación entre pobreza y calidad de alimentos.Por último, la prevalencia de anemia sigue siendo un problema nutricional significativo, sobre todo en el norte del país, donde se concentran los mayores índices de mortalidad infantil, mortalidad de niños de uno a cuatro años, mortalidad materna, población con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) y población sin cobertura.
Este diagnóstico confirma que la problemática del hambre es un determinante clave de la salud, reflejo de inequidades distributivas y puerta de entrada de otras afecciones. Para ello, es importante revisar la pertinencia y la eficacia de las políticas y programas alimentarios implementados durante los últimos años.
La calidad nutricional de las prestaciones sigue siendo inequitativa, dispersa y con limitada capacidad de incidencia. Además, los alimentos de bajo costo generalmente involucrados no mejoran cualitativamente la situación nutricional.
Ante la desigual e inadecuada distribución de alimentos, la política pública tiene la función de identificar y resolver los problemas de salud de la población, especialmente de la más vulnerable, en el contexto de condiciones ambientales desfavorables.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
IMPORTANTE: Este es un espacio de participación de usuarios.
Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los usuarios y no reflejan la opinión de FMCiudad1059. Para garantizar el funcionamiento apropiado de los foros, que impida la usurpación de la identidad de los usuarios, le pedimos que complete estos datos.
El equipo de redacción revisará las opiniones para evitar la difusion de comentarios no apropiados o insultos. Enviar un comentario implica la aceptación del Reglamento