Por Elaine Tavares (NUESTRA AMERICA)
El trabajo de auditoría de la deuda externa está concluido en Ecuador. La actuación de varios investigadores, entre ellos algunos brasileños, fue fundamental para que el documento viniese a la luz. Alejandro Olmos Gaona, historiador argentino, divulgador de la idea de la deuda odiosa
, es uno de los más importantes colaboradores del trabajo. Conozca aquí su historia y las repercusiones de lo que sucede hoy en Ecuador..El tenía todo para no darle importancia a las personas comunes. Nació en una cuna aristocrática, en la casa de los abuelos. Casa rica, vida suntuosa, familia conservadora. Pero, tuvo suerte. El hombre que fue su padre no era un hombre cualquiera. Periodista, fascinado por la vida y por la política, Alejandro Olmos, nunca estuvo vinculado a ningún partido, pero mantenía siempre una crítica feroz a todo lo que no fuese bueno para el pueblo argentino. Alejandro hijo, el primero de los cinco, creció conviviendo con este huracán. Libre pensador, su padre estaba siempre metido en alguna escaramuza política y fue por eso que la vida de casado no duró mucho. En la casa conservadora de los abuelos, a los siete años, el chiquito Alejandro vio partir al padre, después que su defensa de Perón provocó rupturas que no permitían arreglo.
Bastante más tarde, cuando Alejandro ya era un hombre hecho y casado, su padre inició una cruzada contra el pago de la deuda externa de Argentina. En aquellos días, el joven Alejandro no sabía, pero lo que la familia llamaba de "una locura más" de su padre, vendría a ser suya también. Pues, fue en 1982 que Alejandro padre inició un juicio presentando pruebas para demostrar que la deuda externa era un sistema que destruía la vida económica de la Argentina, por tanto, ilegal e inmoral. El hijo acompañaba, de lejos, toda la agitación del padre que juntaba quilos y más quilos de documentos, contratos y declaraciones. "Aquello me parecía una costa utópica. Nadie tenía mucha esperanza". Pero Olmos nunca se entregó. Luchó durante 18 años seguidos, sobreviviendo a la dictadura e a las sonrisas de mofa. Mientras, la acción judicial corría.
En el año 2000 el viejo Olmos dejó esta vida, víctima de un cáncer de páncreas. No pudo saborear la victoria. Por ironía del destino, dos meses después de la muerte, la justicia argentina reconoció que era justo su reclamo. "Mi padre siempre estuvo convencido de que iba a vencer. No fue en vano que juntó documentos desde 1976 hasta 1983. Al mirar todo aquello pensé: ¿Y ahora? Si él muere todo eso se termina? No podía dejar que fuese así. Entonces decidí llevar adelante esa lucha".
Y fue así que el joven aristócrata Alejandro Olmos Gaona, recibido ya en Historia, empezó a meterse en la vida real y en las pilas de documentos dejadas por su padre. En medio de los contratos y de las pruebas de operaciones ilícitas él pudo ver como la Argentina se endeudó en los últimos 20 años, en un proceso tan cruel como fue el de la dictadura. Por causa de eso, él nunca más sería el mismo.
Envuelto en las investigaciones, decidió, como historiador, buscar los orígenes de la deuda externa en el mundo y, en ese proceso, encontró pistas sobre una doctrina internacional llamada de "deuda odiosa". Entonces acabó encontrando un instrumento jurídico para enfrentar los acreedores y decir en voz alta: "no precisamos pagar". Ese fue un momento de revolución familiar. Todo el mundo se incomodó porque Olmos hijo comenzaba a "contagiarse de la enfermedad" del padre. Y resulta que él pasó a caminar con los piqueteros, con los empobrecidos, con las personas de la calle. Y pasó a defender la idea de que no sólo la Argentina, pero cualquier otro país de América Latina no tenía que pagar la tal deuda. Y todo basándose en la doctrina de la deuda odiosa que dice que se una deuda fue contraída de forma irregular, ilegal y sin el consentimiento explícito del pueblo, ella no es legítima. Y más, la doctrina fue usada, inclusive, por Estados Unidos, cuando se negó a pagar la deuda de Cuba con España. Olmos, el hijo, le dio a la Argentina los argumentos jurídicos que vinieron del propio acreedor. "Al enemigo, con sus armas lo combatiremos".
Tampoco es en vano que las personas que luchan por una Argentina libre y soberana aman a Alejandro y lo miran sin desconfianza a pesar de los trajes en punta y blanco y su manera de príncipe inglés. "En mi mundo yo un marginal y mi madre a veces me mira y dice: ¿que hacés, hijo, con esa gente? Pero yo tengo claro que poseo un objetivo y todo el resto es accesorio. Los trabajadores saben que a pesar de la corbata y del traje yo estoy con ellos, lucho con ellos. Nada me importa si viene la victoria". ¿Y qué quiere decir victoria para Olmos? Que la Argentina no pague la deuda, porque no hay lo qué pagar.
Ecuador llama
Escondido en las bibliotecas y en los archivos del gobierno, Alejandro Olmos siguió su vida, juntando papeles, estudiando formas de ganar en la justicia el derecho de no pagar la deuda externa. Y no podía ser a otra persona que el presidente de Ecuador llamó cuando decidió crear un grupo de estudios de la deuda ecuatoriana. Ese grupo formó entonces la Comisión de Auditoría Integral del Crédito Público de Ecuador. Aquel infatigable argentino encabezó la lista y, junto con un pequeño equipo (14 almas), del cual también forma parte también una brasileña, Maria Lúcia Fatorelli, ellos prepararan un informe sobre la auditoría que será presentado en un encuentro en Oslo, Noruega, en octubre. El estudio fue promovido por la Federación Luterana Mundial, en sociedad con el Consejo Latinoamericano de Iglesias.
Este trabajo que tiene a Alejandro Olmos a la vanguardia es una iniciativa prácticamente inédita en América Latina. Getulio Vargas, en Brasil, hizo una auditoría de la deuda, en la década del 30 del siglo pasado, pero no avanzó. Rafael Correa, de Ecuador, tomó eso como una cuestión de honor. El pequeño país fue saqueado demás para que un presidente realmente vinculado con la vida real no lo hiciese. El trabajo de la Comisión,
además de finalizar la auditoría, además presenta los fundamentos jurídicos para que la deuda sea contestada. Ahora, el resultado de todo eso será presentado junto a la Corte Internacional de Justicia. Un camino largo, arduo, pero va a llegar hasta el fin. Y, de algún lugar, el viejo Olmos, qué precios tan altos pagó por su "locura" de no querer pagar la deuda, habrá de celebrar con las personas pobres de esta "nuestra América".
A seguir, el historiador Alejandro Olmos, responde a algunas preguntas sobre el trabajo realizado en Ecuador:
¿Este trabajo, iniciado en Ecuador, es inédito en América Latina?
No es exactamente inédito porque durante la primera presidencia de Getulio Vargas, en Brasil, fue hecha una auditoría de la deuda, que demostró que el 60% de la misma no estaba respaldada por cualquier documento. Pero lo que se puede considerar inédito es la forma como el presidente Rafael Correa encaró esta cuestión, entregando la auditoría para especialistas y representantes de la sociedad civil organizada.
¿Cuál fue exactamente el trabajo realizado por esta comisión en Ecuador?
El trabajo consistió en auditar la mayor cantidad de créditos concedidos por los organismos multilaterales, la deuda comercial en casi su totalidad, la deuda interna y la deuda bilateral. La mayor de ellas es la deuda comercial, es la que también presenta la mayor cantidad de fraudes y cuyos procesos de reestructuración fueron similares a los de Argentina.
¿Cuáles son las principales dificultades para hacer ese trabajo?
Las dificultades consistieron en la negativa de funcionarios del Banco Central de Ecuador en lo que tiene que ver con dar los documentos necesarios para el trabajo. Eso también ocurrió entre los funcionarios del Ministerio de Finanzas, con excepción de la Economista Paula Salazar, que antes de renunciar como Sub-Secretaria de Crédito Público, colocó a mi disposición una gran cantidad de documentos. Ahora, con el cambio de Ministro y la presencia de la Dra. Wilma Salgado las condiciones cambiaron sustancialmente para mejor.
¿Cuáles fueron los resultados de la Auditoría?
Nosotros, ya le habíamos adelantado algunos datos al presidente Rafael Correa, pero los últimos descubrimientos todavía no los puedo comentar, porque primero debemos entregárselos al presidente. Lo que divulgamos fue la muestra de cuáles fueron los mecanismos de contratación de préstamos, las amenazas, las presiones, el servilismo de los funcionarios con los acreedores externos, la renuncia, en los contratos, a toda defensa del país, la sumisión a cláusulas ilegales e ilícitas. El hecho de que el Ministerio Público del Estado no defendió al Estado y apenas se limitó a firmar todo los que escribían los acreedores.
¿Qué significa para América Latina esa auditoría hecha en Ecuador?
A través de todos los elementos recolectados, el trabajo de Ecuador va a mostrar documentadamente como se manejaron los acreedores, como se escribieron los convenios, quienes fueron los personajes que intervinieron. También mostrará como los bancos acreedores impusieron sus políticas financieras y cobraron, varias veces, aquello que prestaron. Todavía se podrá advertir y mostrar, con documentación, como se fue modificando el derecho internacional para favorecer a los acreedores. Este proceso fue exactamente igual en toda América Latina, por eso, al leer el trabajo hecho en Ecuador, cada país podrá ver reflejado en él su propio proceso. Y digo eso porque intervinieron los mismos bancos, los mismos abogados, la misma estructura operativa en todos los países latinoamericanos.
¿Qué va a suceder en este encuentro en Noruega, en octubre?
El encuentro en Oslo, que está siendo organizado por la Federación Luterana Mundial, la Iglesia Luterana de Suecia y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega, tiene como objetivo fijar una serie de pautas jurídicas y políticas de cómo los países deben encarar ese endeudamiento, y los elementos legales que fueron quebrados en toda esta contratación internacional. Se trata entonces de hacer un pronunciamiento que sirva de orientación para futuras acciones que puedan y quieran hacer los países endeudados.
¿Cuál es el resultado práctico de este trabajo? ¿El no pago de la deuda, la moratoria, qué?
El resultado práctico es mostrar, a partir de documentos reservados y secretos hasta ahora, cuáles fueron los mecanismos utilizados por los acreedores para endeudar al Ecuador, y probar como los procesos son similares en los demás países. Eso va a mostrar al mundo lo que hasta ahora permanecía ignorado. Ya, en lo que se refiere a la decisión de no pagar más la deuda, esa es una facultad exclusiva del presidente Correa, que creo, decidirá lo puede ser mejor, de acuerdo con las posibilidades de Ecuador, la oportunidad política y los apoyos que pueda obtener en el respaldo de las acciones que decida iniciar.
Personalmente, para usted, que era un caballero solitario en este asunto, ¿qué significa este proceso encerrado ahora en Ecuador?
Este trabajo me dio la oportunidad de conocer otras personas que también trabajan con la cuestión del esclarecimiento de la deuda. Existen investigadores ejemplares como la brasileña Maria Lúcia Fattorelli, de la Auditoría Ciudadana, a quien yo vi trabajar incansablemente durante meses, sumergida en miles de documentos; Rodrigo Avila, otro ejemplar investigador brasileño que viajó varias veces a Ecuador y nos ayudó mucho, inclusive sin relación formal con la auditoría, costeándose los viajes con su propio dinero; Karina Saenz, actual directora del Banco Central de Ecuador, que a pesar de tener hijos muy chiquitos todavía, colocó todo su esfuerzo para desentrañar los elementos fraudulentos de los créditos bilaterales. Pude ver la diferencia enorme que hay entre ciertas organizaciones que supuestamente luchan contra la deuda, pero que sólo hacen activismo coyuntural y viajan todo el tiempo para repetir las mismas cosas, sin tener el trabajo de examinar siquiera un documento, y aquellos que - tal como nosotros- se mantienen en los archivos, leyendo documentos, analizándolos y comparándolos, pudiendo así, de esa forma concreta, mostrar los mecanismos del fraude
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