policía nacional colombiana, el general Oscar Naranjo, hizo la proclamación llamativa de que "la llegada de las mafias china y rusa a México y todos los países de América es más que una hipótesis." Aunque hasta la fecha la expansión de los lazos criminales entre la República Popular de China y América Latina ha sido lenta en comparación con el crecimiento exponencial del comercio y la inversión entre las dos regiones, se está convirtiendo en unaconsecuencia cada vez más problemática de la expansión de las relacionesChina-Latinoamérica, produciendo implicaciones importantes para ambas regiones.
Pese a que falta información para cuantificar el carácter de tales lazos, la evidencia disponible al público sugiere que la actividad criminal abarcada en ambas regiones está concentrada principalmente en cuatro dominios actuales y dos áreas de preocupación emergentes. Estos son: la extorsión de las comunidades chinas en América Latina por grupos con vínculos en China, el tráfico de personas de China a América Latina con el objetivo de hacerlos pasar a los Estados Unidos o Canadá, el tráfico de narcóticos y químicos precursores y el tráfico de bienes de contrabando. Las dos áreas de preocupación emergentes son: el tráfico de armas y el lavado de dinero.
Es importante hacer notar que este análisis no infiere ninguna participación del gobierno chino en dichas actividades, ni lo absuelve de tales conexiones. Tampoco sugiere que los lazos criminales extendidos por ambas regiones representan un grupo coordinado de organizaciones criminales con propósitos definidos.
El objetivo es dar atención a un problema que desafortunadamente es el producto natural de la expansión del contacto comercial y personal entre Latinoamérica y Asia.
Lamentablemente, América Latina se encuentra mal preparada para enfrentarse al reto que representan los lazos criminales crecientes entre las dos regiones. En particular, las fuerzas policiacas parecen ya haber sido rebasadas por la falta de recursos, la corrupción y los bajos niveles de confianza por parte de las sociedades en las que operan, dándoles poca habilidad para penetrar en las comunidades chinas donde las nuevas actividades criminales se están llevando a cabo. A las autoridades no sólo les faltan agentes étnicamente chinos, sino también los contactos técnicos necesarios para obtener información sobre el pasado de los sospechosos en Asia, así como un dominio básico del idioma para siquiera interrogar sospechosos y testigos en las comunidades donde los crímenes investigados suceden.
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(*) El Dr. R. Evan Ellis es profesor adjunto en el Centro de Estudios Hemisféricos de la Defensa (CHDS), con sede en Washington. Experto en temas de seguridad, se ha especializado en las relaciones sino-latinoamericanas
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