“Angelito” fue bautizado el sábado pasado en la iglesia del Carmen de Villa Carlos Paz por el cura párroco Mario Bernabé.
La emotiva ceremonia religiosa fue registrada en imágenes por un fotógrafo sin que él, ni ninguna de las más de 50 personas presentes en el templo notaran nada extraño. Sin embargo, el lunes por la noche al ver en una computadora las imágenes, Gastón y Gabriela, los padres de Ángelo, observaron con sorpresa cómo las gotas de agua bendita derramadas por el sacerdote sobre la cabecita del bebé formaron de manera sorpresiva la imagen de una cruz
.
“Cuando vimos por primera vez la foto nos pareció algo extraño pero fue una amiga de Gabriela la que nos terminó de convencer de que se trataba de una cruz. Lo llamamos al fotógrafo y él recién en ese momento, al ver la imagen, se dio cuenta de lo que había captado con su cámara. Para muchos de nuestros amigos el hecho es milagroso, pero para nosotros, nuestra familia y amigos, Ángelo en sí es un milagro desde el mismo momento en que nació”, explicó Gastón Arnoldt Bay, el orgulloso papá de este niño.
Este caso guarda cierta similitud con un hecho ocurrido en Córdoba el 10 de octubre de 2009, cuando también una cámara fotográfica captó una cruz formada por las gotas de agua al ser bautizado el pequeño Valentino Mora por el cura párroco de Despeñaderos, Osvaldo Macaya. En esa oportunidad, la imagen generó gran repercusión en esta la localidad del departamento Santa María y también en los medios cordobeses.
Sin embargo, en este caso particular, toda la corta vida de Ángelo constituye un canto a la vida. Es que este niño nació prematuro el 26 de diciembre pasado en el Sanatorio Allende de Córdoba, con apenas 6 meses de gestación y 1,100 kilos. El parto anticipado fue la culminación de un embarazo muy complicado para Gabriela, ya que estaba en riesgo su vida y la de su pequeño hijo en el momento en que éste llegó al mundo.
“Ángelo estuvo muy grave las primeras semanas en incubadora y bajo constante control. Incluso por consejo de una amiga, le aplicamos el agua bendita en su cabecita mientras estaba internado, ya que su pronóstico era muy reservado. Las primeras semanas le costaba alimentarse y fue creciendo poco a poco. Recién cuando el 22 de febrero superó los 2 kilos lo dieron de alta y pudimos traerlo a nuestra casa en Carlos Paz para gran alegría de todos. Es un luchador desde el mismo momento en que nació. Estamos muy agradecidos a Dios y a los médicos que lo atendieron tan bien. Para nosotros ése es el auténtico milagro”, continuó Gastón.
Teniendo en cuenta el complicado pronóstico de vida que tenía al nacer y a sugerencia de su hermanito Santiago, Gastón y Gabriela decidieron agregarle el nombre Ángelo al de Octavio que ya estaba decidido desde hace tiempo.
“Ponerle Ángelo fue una idea de mi otro hijo y aunque es su segundo nombre, todos se dirigen al bebé con ese apelativo. Para nosotros y para todos los que lo conocen es un auténtico ángel que nos envió Dios. Lo que pasó con la foto del bautismo es otro signo más del milagro de la vida que él representa para todos”, concluyó emocionada Gabriela al relatar parte de la historia de este pequeño.
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